¿Por qué escribir?
Afortunado es aquel que siente soplar en su nuca el viento de la pasión. Feliz aquella que recibe a cambio de su don lingüístico el poder multiplicado de las palabras compartidas.
Escribir, ¿para quién? ¿Por qué? ¿Para qué?
Algunos escriben para escapar. Otros para comunicar, entretener, informar, denunciar, sensibilizar, liberarse de una carga, demostrarse algo, ganar dinero o volverse famosos. Cada uno tiene su objetivo y su caballo de batalla. Una cosa es segura: cuando la escritura es apasionada, toma una dimensión completamente diferente.
¡Vivir de tu pasión, qué bien suena! Con estas palabras, imaginamos la vida bohemia, la tabla de surf en el techo, el disco de oro colgado en la pared, la guitarra en el salón, el cincel en el taller, el caballete al borde del río, la máquina de escribir que se desboca.
Yo tropiezo con la más mínima raíz. Canto como una cacerola. Las cuerdas tiemblan al ver acercarse mis dedos. Mi golpe de cincel musteriense es tan sutil como una apertura con martillo percutor. Mezclo rojo y negro para obtener verde. Por eliminación, mis dedos se posaron en la máquina de escribir. Y no la abandonaron más.
Novelas, poemas, cuentos, diarios de viaje, artículos de prensa, blogs, páginas web… Me gusta alternar los géneros y variar los placeres, siempre con el mismo hilo conductor: la escritura y su fiel compañero, la lectura.
Porque los textos están hechos para ser leídos y compartidos, queridos lectores y lectoras, es un honor para mí invitarlos a descifrar los jeroglíficos extraídos de una pluma aplanada por dedos grandes.

